lunes, 6 de enero de 2014

Las Tablas de Daimiel

El 23 de diciembre, tras haber pajareado  el día anterior en Navaseca, visité Las Tablas de Daimiel.
Pasé de nuevo a echar un vistazo por Navaseca y seguidamente accedí a Las Tablas por la pista que va desde Navaseca bordeando el Guadiana.
De camino divisaba desde el coche bisbita pratense, jilgueros, lúganos, pardillos, mosquiteros comunes, una hembra de aguilucho pálido, grullas, y al pasar junto a unas construcciones abandonadas divisé a este caballerete:



Aunque ponía cara de desgana, el mochuelo se dejó tirar algunas fotos y salió volando a un sitio más tranquilo donde continuar sesteando.



Discurría la pista paralela al Guadiana y se iban viendo gansos, patos cuchara, azulones, porrones comunes, garzas reales, algún calamón y numerosos cormoranes encaramados a los chopos secos de la orilla:


En el molino de Molemocho ví a un martín pescador, un calamón, una abubilla y varias cigüeñas. Algunas de ellas subidas en los nidos de la colonia que hay en la chopera:



Ya en el parque de Las Tablas nos salió a recibir este simpático petirrojo que no se dejaba retratar:


Me decanté por la ruta azul, que sale por la derecha del centro de interpretación hasta la Torre de Prado Ancho, para tener el sol a mi espalda durante el camino de ida y porque comenzaban por las otras rutas un numeroso grupo de personas. Y una de dos, o me equivoqué o la mayor afluencia de visitantes de las vacaciones navideñas hacía que los bichos estuvieran más esquivos.

A la ida ví un puñado de fochas, unos cuantos zampullines comunes y los aguiluchos laguneros sobrevolando el carrizo.

Llegué a la Torre de Prado Ancho desde la que hay unas estupendas vistas del humedal:




A la vuelta un par de pechiazules, y otro par de agachadizas comunes, todos a contraluz y que no me dejaron opción alguna para fotografiarles. Es lo que tiene mi lentísimo y poco ágil equipo de digiscoping,
Llegando al Centro de Interpretación, en la zona del embarcadero, realicé los dos avistamientos que justificaron la visita. El primero el de este calamón, que se dejó fotografiar casi a placer:







El segundo ya hubiera querido pero no tiene testimonio visual y es que observé un par de carricerines reales. La época del año y la gruesa ceja blanca no dejaban lugar a dudas. La primera vez que los veía, así que bimbo para mí.

Para terminar el recorrido eché un vistazo a la laguna de aclimatación, en donde se pueden ver todas las especies de anátidas más comunes de la península y de la que por supuesto no voy a subir fotos.

Si subo la de esta hembra de tarabilla común que se me puso a tiro en un taray de los alrededores de dicha laguna:


En resumen contento por el bimbo, un poco defraudado por el poco movimiento de aves y ansioso por volver, pues los bichos están ahí, solo tienen que dejarse ver un poquito.

Un saludote y gracias por seguir el blog.


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